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ELECCION VERSUS SUMISION

Hoy, cuando he llegado a la sala, he elegido un sitio en el cual me sentía cómodo. Ya había gente dentro, y he intentado no sentarme muy cerca de alguno de ellos, quizá porque he querido respetar su espacio, o mejor dicho, he creído que ellos querían que yo respetara su espacio. El sitio en el que me había sentado era cómodo, me daba una buena perspectiva de la sala y me sentía bien, me sentía tranquilo.

A la llegada del ponente, nos ha comentado, que buscáramos un nuevo sitio, que eligiéramos a consciencia, en donde deseábamos sentarnos. Me ha dado rabia, yo ya habido elegido mi sitio, y ahora, nuevamente a elegir ¿ dónde me tocaría? Todos hemos vagado por la sala, hasta encontrar un nuevo sitio.
Yo me he sentado en un nuevo sitio; el que ocupaba al principio, tras dar unas pequeñas vueltas, había sido ocupado. El sitio que había elegido ahora, no estaba mal, también me daba algo de serenidad, tenía buena visión de toda el aula y estaba como recogido; pero algo inesperado ocurrió, alguien se sentó a mi lado. Esta persona, es alguien que no me da tranquilidad, me produce algo de tensión y me ha fastidiado.
Una vez ya todos colocados, el ponente nos ha comentado la posibilidad de cambiarnos nuevamente de sitio. Yo lo deseaba, NO estaba cómodo en ese nuevo lugar, pero he renunciado a cambiar por si la persona que tenía al lado se molestaba.

Escribiendo estas palabras de algo que me ocurrió hace algún tiempo, me doy cuenta que no se cuidarme, que antepongo la satisfacción del tercero, aunque ajeno, a la mía propia. ¿ Que quiero con ello? Por qué no soy capaz de cuidarme? Por qué cuando nos invitan a cambiarnos de sitio, no antepongo mi elección y decido no moverme? Que satisfago con agradar al mundo? Y mi satisfacción, dónde la dejo?


Raffa Esteve.

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