"Se trata de usar la mente, no de sar usados por ella."
Aunque parezaca mentira tenemos cada día entre cuarenta mil y sesenta mil pensamientos. Se comportan de manera anárquica y caprichosa sin que nosotros los controlemos. Si no hacemos un esfuerzo, la inercia nos lleva a pasarnos la vida esclavizados por el libre discurrir de nuestra mente: " mono loco ", según el budismo. Si eso nos ocurre en vacaciones, es decir, si no somos capaces de desconectar de esa chachara incesante, lamentablemente nuestro cuerpo regresará a casa relajado, pero no así nuestra mente. Porque la mente, ya se sabe, suele ser obsesiva. Habremos pasado las vacaciones dando vueltas a las cosas, anticipando el futuro, recordando el pasado, y nos habremos perdido lo único que de verdad existe, el momento presente, el aqui y ahora.
Hagamos una prueba. Si nos quedamos unos minutos en silencio, cerramos lo ojos he intentamos ser conscientes de los pensamientos que nos asaltan, nos damos cuenta de lo que pasa en nuestra cabeza durante todo el día: es como tener una radio siempre enchufada.
Lo meditadores expertos cuando observan su mente como si fuera una película, llegan a la conclusión de que no somos nuestros pensamientos, " al igual que las olas del mar no es el mar "
Si nos fijamos mas aún, nos daremos cuenta de que hay un instante muy breve entre pensamiento y pensamiento en que no sucede nada, en que no pensamos en nada, en que no oidos nada. Ese es el silencio interior, y los que se han dedicado a ello con ahínco son capaces de rescatar este silencio y prolongarlo casi a su antojo. Eso se consigue mediante la meditación.
La meditación es una manera no sólo de concentrar la mente en una única cosa, sino de conectar con algo mas allá de la realidad sensible.
Aunque parezaca mentira tenemos cada día entre cuarenta mil y sesenta mil pensamientos. Se comportan de manera anárquica y caprichosa sin que nosotros los controlemos. Si no hacemos un esfuerzo, la inercia nos lleva a pasarnos la vida esclavizados por el libre discurrir de nuestra mente: " mono loco ", según el budismo. Si eso nos ocurre en vacaciones, es decir, si no somos capaces de desconectar de esa chachara incesante, lamentablemente nuestro cuerpo regresará a casa relajado, pero no así nuestra mente. Porque la mente, ya se sabe, suele ser obsesiva. Habremos pasado las vacaciones dando vueltas a las cosas, anticipando el futuro, recordando el pasado, y nos habremos perdido lo único que de verdad existe, el momento presente, el aqui y ahora.
Hagamos una prueba. Si nos quedamos unos minutos en silencio, cerramos lo ojos he intentamos ser conscientes de los pensamientos que nos asaltan, nos damos cuenta de lo que pasa en nuestra cabeza durante todo el día: es como tener una radio siempre enchufada.
Lo meditadores expertos cuando observan su mente como si fuera una película, llegan a la conclusión de que no somos nuestros pensamientos, " al igual que las olas del mar no es el mar "
Si nos fijamos mas aún, nos daremos cuenta de que hay un instante muy breve entre pensamiento y pensamiento en que no sucede nada, en que no pensamos en nada, en que no oidos nada. Ese es el silencio interior, y los que se han dedicado a ello con ahínco son capaces de rescatar este silencio y prolongarlo casi a su antojo. Eso se consigue mediante la meditación.
La meditación es una manera no sólo de concentrar la mente en una única cosa, sino de conectar con algo mas allá de la realidad sensible.
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