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SI BUSCAS UN MAESTRO, BÚSCALO CERCA...

La escena era muy bella.

El padre estaba dentro de la piscina, bajo el sol del verano, sonriendo, y haciendo con las manos el ademán de " sígueme ", mientras alentaba a su hija, de unos cuatro años, a que nadara hacia él.

Obviamente, era la primera vez que la niña se soltaba del bordillo de la piscina y se aventuraba a la parte honda... sin flotador...!

"¡Dame la mano!", decía ella, entre temblorosa y sonriente...
Es curioso como se entremezclan las emociones cuando uno supera las fronteras de nuestra zona de comodidad...

"Tómala", decía el padre, retrocediendo disimuladamente mientras la pequeña avanzaba...

" Papá, te etas moviendo...! "¡ Papá, no puedo, no puedo ... !" gritaba ella entre extática y temerosa

" Que sí, hija. Si ya me has alcanzado casi... un poquito mas... un poco mas, vamos, vamos...!", la continuaba animando él.

Y así, todo el largo de aquella piscina...

Brazada a brazada

Brazada a brazada...

Cuando la niña llegó, todos oímos en silencio las efusivas felicitaciones del padre, mientras los observábamos. Una pequeña lagrimita delataba a la madre en el césped.

La celebración del padre con su hija, dentro del agua, fue mayúscula...

Que energía...

Que maravilla!...

La niña nadó sola, a pesar de su miedo... Sin estilo, sin elegancia, sin cronómetros, pero con la ayuda de su maestro, su padre!...

El padre creo las circunstancias para su autoconfianza, para una autonomía apoyada y sustentada...

Al día siguiente, la niña quiso explorar el siguiente límite: tirarse del trampolín...!

EL OBJETIVO NO ES NECESARIAMENTE LLEGAR CON ESTILO,
EL OBJETIVO ES LLEGAR.


RafaEsteve
Valencia 31 de mayo de 2016.


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